Juan Vergillos
Baile: Felipe Mato, Marina Valiente. Cante: Jeromo Segura. Guitarra: Pedro Sánchez. Palmas: Andrés Fernández.
Rola el viento
Casa de la Memoria, Sevilla. Fecha: jueves 30 de noviembre. Aforo: Unas 40 personas.
Tras la introducción, el espectáculo se inicia con la voz dulce y sentimental de Jeromo Segura por cantiñas: alegrías, romeras, caracoles. Con una iluminación sencilla e íntima y el cante enjundioso, casi susurrado, del onubense. Segura es uno de los más reputados intérpretes jondos de hoy, ganado de la Lámpara Minera en 2013, y autor de una sobresaliente obra grabada. Marina Valiente irrumpe por soleá. Segura, categórica, intempestiva. Cuando ella llega rola el viento. No deja indiferente. Esta bailaora derrocha energía y fiereza. Su baile es estrictamente físico, percusivo. Segura y Sánchez la siguen con mimo y profesionalidad a prueba de bombas. Valiente puede llevar su baile lo lejos que desee con la certeza de que tendrá dos custodios que no le van a fallar. Y tras esta explosión de vigor, de nuevo la penumbra se apodera del escenario para introducirnos un toque clásico por granaínas. Refinado, sereno, redondo. El segundo número de baile corresponde a la elegancia y las sutilezas de Felipe Mato. El sevillano puede ser eléctrico, y lo es cuando corresponde. Pero también es capaz de ofrecer matices, deliciosos arabescos y “encajes de bolillos” que forman parte de una tradición flamenca que a veces se ve arrollada por el ímpetu, el frenesí de nuevo cuño. La cosa se cierra con un fin de fiesta con los solistas bailando a dúo, igual que habían hecho en la introducción por jaleos. El escenario de La Casa de la Memoria ofrece a los intérpretes y al público un ambiente sosegado, casi místico, que el público sabe recompensar con una larga ovación.
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