Montse Pérez es cantaora flamenca de enorme afición que le despertaba dentro siendo una niña, cuando ya el mundo del arte la llevara inicialmente por los pasos del baile y más tarde por el cante, como le ha ocurrido a muchas cantaoras de esta generación, atraídas primero por el temperamento y vistosidad de baile, atrapadas después por el cante como vehículo de emoción, del que acaban haciendo su verdadera vocación.
En el caso de Montse, hay que buscar en el entorno familiar la causa efectiva de esta vocación. Crecía en una familia de buenos aficionados al flamenco, escuchaba cante en las peñas de su Almería natal, aprendiendo de buenos aficionados? hasta que un día, confiada de dar el paso, canta.
Y a partir de ahí vinieron los escenarios en los que Montse Pérez se ha ido sintiendo cada día más cómoda, mostrando sus increíbles cualidades para el cante, asimilando las escuela de maestros como Antonio Mairena, Pastora y Tomás Pavón, Manuel Vallejo, Antonio Chacón o la Perla de Cádiz. Y no tardaron en llegar los premios que certifican lo evidente, primeros premios en importantes concursos: Toledo, Écija, La Línea, La Carlota, Mijas, Jimena? Premio en el prestigioso certamen «Silla de Oro» en Leganés, así como en el Concurso Nacional de Tarantas de Linares, participaciones de mérito que también la han convertido en artista habitual del entorno peñístico, ofreciendo recitales en numerosos puntos de la geografía andaluza y nacional. Y de las peñas a los grandes escenarios flamencos: Festival de Almería, Vitoria, Mejorada del Campo, Pinto, Brenes, Linares? y también en enclaves del extranjero, como su participación en Buenos Aires junto a otros artistas flamencos, con motivo de la visita institucional a Argentina de la Vicepresidencia del gobierno español. Actuaciones en las que deja patente su entrega y su conocimiento profundo del cante clásico, interpretado con sensibilidad, gusto y conexión con esos lazos invisibles de esta música tan de sentimiento, haciendo que su cante cale en el público.
También destaca la profundidad y carisma de su voz en el cante por saetas, del que Montse es especialista de años, pues desde que ya muy joven cantara a su Virgen de la Soledad de Almería, su pasión por este cante ha continuado creciendo hasta llegar incluso a plasmar en un disco este sentir: «Nuevas voces de la saeta almeriense» al unísono con su hermana, la también cantaora María José Pérez.
Su contacto en solitario con el estudio de grabación ha llegado en 2008 con «Mirada flamenca», su primer disco nacido de la factoría del solvente productor y guitarrista Pedro Sierra. De aquí a que su nombre se coloque en sitio destacado del panorama flamenco hay un paso pequeño por lo grande de la ilusión de ella, que además de buena cantaora derrocha calidad humana, valentía y coraje para llegar donde se proponga.
Josema Polo