Juanfra Carrasco

Juanfran Carrasco foto: Carmen Fernández Enriquez

Juanfran Carrasco foto: Carmen Fernández Enriquez

El joven cantaor extremeño se siente atraído por el flamenco desde muy temprana edad, y comienza a cantar en reuniones familiares desde los 5 años. Su andadura profesional puede decirse que se inicia a los 15 años, con su participación en el programa Duende flamenco de la televisión autonómica de Extremadura. A raíz del programa adquiere cierta relevancia como promesa del cante en su comunidad autónoma, y comienza a dar clases con maestros como Miguel de Tena o Esther Merino, a la vez que es reclamado por multitud de peñas flamencas de la zona.

Su consagración regional le llega a los 16 años, cuando participa en el prestigioso Festival Flamenco de Don Benito, compartiendo cartel con figuras como Luis «El Zambo» o Miguel de Tena, y donde realiza un recital destacado por la prensa, lo que le convierte en el más digno heredero de los cantes extremeños.

A los 17 años decide mudarse a Sevilla para ingresar como alumno en la Fundación Cristina Heeren, recibiendo clases de maestros como José de la Tomasa, Calixto Sánchez o Julián Estrada. Tras un primer curso en la academia muy prolífico, se hace con el primer premio del concurso flamenco de la Diputación de Badajoz, lo que le vale para obtener una beca y seguir cursando sus estudios en la fundación.

Tras terminar su etapa de preparación, comienza a presentarse a concursos, en los que en su mayoría hace plenos, teniendo en su haber los premios del concurso nacional Ciudad de Carmona, el concurso Mayorga Ciudad de de Plasencia, el nacional de Valdemoro o el Sol de Plata del concurso de Lorca, entre muchos otros.

A partir de ahí recorre ya festivales, peñas y tablaos como una de las jóvenes figuras del cante, destacando sus participaciones en el tablao Los Gallos de Sevilla o Casa Patas de Madrid, entre otros.

Definido ya por muchos medios como el nuevo eslabón de una forma de cantar propia de su tierra, se pone el mundo por montera para llevarnos hasta la esencia jonda, donde se mueve con una naturalidad inusual para alguien de su corta edad.

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