Este gitano es hijo de La Carlotica, cantaora de largo conocimiento y vertiente creadora, pero ajena al mundo de las tablas. Gabriel es profesional desde los doce años, cuando se presentó dentro de un espectáculo, casi infantil, denominado Los Joselitos del cante.
Comenzó su carrera en Málaga, ciudad a la que la familia se había trasladado. Pocos artistas flamencos pueden presumir de las vivencias de Gabriel, quien ha conocido y participado en todo tipo de espectáculos flamencos, nacionales e internacionales, manteniéndose por encima de épocas y tendencias. Siendo muy joven, estuvo trabajando en Norteamérica, donde conoció al maestro de la guitarra Agustín Castellón, Sabicas. Este le asesoró en cantes y cantaores. A su regreso, se presentó con éxito al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, que estaba arrancado.
En Madrid, se incorpora a los tablaos de postín. Junto a la bailaora Lucero Tena y al guitarrista Víctor Monge, Serranito, formó un trío de gran repercusión, siendo los primeros artistas que actuaron en la Unión Soviética, en tiempos de la dictadura.
Realizó una extensa discografía de gran valor, por desgracia descatalogada en su mayoría, donde le acompañan Serranito y Félix de Utrera. Sobresale en ésta un álbum interpretado en caló y un valioso homenaje a la Niña de los Peines y a Tomás Pavón, en el que daba a conocer una mayoría parte del repertorio de aquellos genios, que permanecían escondidos en primitivas placas de pizarra sin reeditar.
Pasado el tiempo, Gabriel Moreno montaría su propia compañía. Es uno de los mejores artistas que ha dado Jaén al arte grande. Artista de voz dulce, melismática y fácil, amplio registro y repertorio interminable. En otro ámbito, cabe destacar su intachable interpretación de la parte flamenca de la ópera La vida breve, de Manuel de Falla, que registró con la Orquesta Nacional.