Dolores de los Santos Bermúdez, nace en Jerez el 12 de mayo de 1.960, es la primogénita del DUENDE Manuel Agujetas «El Grande» como ya le llaman en Jerez. Desde muy pequeña se va empapando de los oscuros duendes morenos que han impregnado desde siglo a su familia. Primero escuchando desde su casa los cantes que salían de la fragua cercana cuando su padre montaba sus juerguesillas con los amigos y después curtiéndose en fiestas familiares.
Su primera aparición en público la realiza en el Club Nazaret de Jerez, en el homenaje que organiza Juan de la Plata, máximo valedor de la casa de los Agujetas, para ayudar al restablecimiento de su padre que había cogido una neumonía de padre y muy señor mío. Mi compadre el pintor Bruno, que en paz descanse, asistió al evento, quedando muy sorprendido por el cante de Dolores por siguiriyas y nada más que repetía –mejor que el padre- había cogido tal estado de emoción que se le saltaban las lágrimas.
Dolores debuta en Jerez, en 1.991, siendo el primer intento profesional que hacía una mujer de esta ancestral estirpe cantaora, acompañada por la guitarra de Parrilla de Jerez. Es tan buena la acogida que se ilusiona y empieza a salir por la provincia, llegando a actuar junto a su hermano Antonio en el salón Dada de Sevilla, dejando una grata impresión a los aficionados que nos dimos cita; pero poco a poco se va desilusionando del poco apoyo que recibe del mundo del flamenco, críticos, discográficas, aficionados… Ante tantas zancadillas regresa al tablao de su marido y después crea su propia peña con alguna que otra salida esporádica, .
Cuando todos creímos que había tirado la toalla, esta heredera de los genes siguiriyeros de su bisabuela María Gallardo, del saber puro y jondo del viejo Agujeta y de los duendes torristas de su padre, nos sorprende con el álbum «Hija del Duende» disco autoproducido como todos lo de flamenco jondo que vayan a salir a partir de ahora, que no sean sota, caballo y rey o paguen el tributo de temas como el «Probe Migué» o «Aire». En el disco está plasmado el propio cante de Jerez, lleno de melismas extraídos de los más jondos pozos de las entrañas, cante desnudo, ancestral, desgarrado, forzao, tamizado con su voz de miel jonda, que aporta sabia nueva a la casa de los Agujetas. Cante que no ha plasmado nunca el flamenco oficial. El cante de Dolores no admite un análisis pormenorizado, porque no hay parámetros para medir la anarquía jonda. Por ello dice: «Yo no canto flamenco, yo canto gitano». Y eso es lo que contiene su disco mucho cante gitano, aunque todos los palos que interpreta alcanzan un buen nivel yo me quedo con las bulerías por solea, los martinetes y sobre todo con las impresionantes siguiriyas, el cante de Dolores no admite hoy comparación con el de mujer alguna. Acompañado en todo momento por el buen saber de la guitarra de su hijo el jovensísimo Agujeta Chico, excepto en las malagueñas que lo hace Eizo Tawara. Difícil labor la de acompañar a un Agujeta, por lo imprevisible de su cante, por el abandono de sí mismo que tiene el cante racial que practican, que no se sabe hasta donde lo van a llevar. Curioso lo de Agujeta Chico, yo lo conocí en la faceta de cantaor, estábamos un grupo de aficionados en una taberna de Triana, cuando llegó un amigo, nada fantasma, con muchas ganas de contarnos lo que había formado ayer en el Puerto de Santa María, en el homenaje a Tío José el Negro, un chaval con once años cantando por Agujeta y que estaba por allí Canal Sur y probablemente lo hubiera grabado. Nos fuimos corriendo para la emisora, dando la cara un conocido artista de la canción, antes cantaor, y a los tres días ya teníamos la cinta, quedándonos sorprendidos de cómo con esa edad se podía cantar tan gitano y tan puro. El referido artista manifestó que se iba a poner en contacto con la familia para apadrinarlo en las grabaciones y llevarlo en su espectáculo, lo que ya no me acuerdo si después me comentó que la familia no quería que saliera tan joven. Después me enteraría que su pasión era la guitarra.
Antonio Delgado – SONIOS NEGROS