EL CHAQUETÓN. Nombre artístico de José Antonio Díaz Fernández, originado por el de otros de los miembros de su familia. Algeciras (Cádiz), 1946. Cantaor. Hijo de El Flecha de Cádiz, sobrino de Tomás El Chaqueta, Antonio El Chaqueta, Adela La Chaqueta, El Chaleco y Salvador Pantalón, y hermano de El Flecha.
Reside en Madrid desde los doce años, iniciándose artísticamente a los quince, en la madrileña Venta Manzanilla, alternando con los veteranos Felipe de Triana, Pepe El Culata, Manolo de Huelva, Niño León, su padre y su tío Antonio El Chaqueta. En 1964, trabajó en el tablao Zambra de Madrid, junto a Pericón de Cádiz, Juan Varea, Rafael Romero, Perico el del Lunar, Rosa Durán y otros consagrados intérpretes. Seguidamente formó parte del elenco de Pacita Tomás, recorriendo la geografía española en diversas giras, que más tarde se extendieron a países europeos, americanos y asiáticos, con las compañías de Carmen Mora, María Rosa y otras figuras del baile. Ha pertenecido durante cinco años al plantel de artistas flamencos del tablao madrileño Café de Chinitas y uno a El Corral de la Morería. A partir de los años finales de los setenta, comienza una nueva etapa de su proyección artística, como cantaor de alante, interviniendo en festivales y ofreciendo recitales en peñas y centros culturales. Obtuvo, en 1980, el premio Enrique El Mellizo, en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Y entre sus actuaciones más significativas pueden reseñarse sus ilustraciones durante cuatro años, de 1981 a 1984, de los actos flamencos organizados por las Juventudes Musicales de Francia; sus recitales en Paris; su recital, en 1982, en la Sala Olimpia de Madrid, acompañado a la guitarra por Enrique de Melchor; su participación en los Cursos Internacionales de Arte Flamenco de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos de Jerez de la Frontera, en 1983 y, en 1986, su colaboracíón en el Festival Internacional de Música de Marraquesh y su actuación en la IV Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla, así como sus actuaciones en los festivales de la I y II Cumbre Flamenca de Madrid.
Tiene en su haber varios discos y diversas distinciones de peñas flamencas, de las que una de ellas, en Madrid, lleva su nombre. Dominador de una cuantitativa gama de estilos, es un excelente conocedor de los puramente gaditanos, que por su apropiada voz y asunción del compás, ha despertado con su ejecución el interés de los críticos y flamencólogos, que han expresado juicios sobre su arte, entre ellos los siguientes: Agustín Gómez: «A El Chaquetón debemos que hoy se repitan con especial dedicación y gusto aquel estilo, por él etiquetado, de Rosario la del Colorao, y que lleva sin duda la impronta de su tío Antonio El Chaqueta, como los infinitos motivos melódicos tradicionales del cante familiar e íntimo, en coplas trasmitidas casi de milagro, en aires viejos de compases primitivos hechos a golpes de palmas o de nudillos en la madera. Grabó muy poco Antonio El Chaqueta, por lo que su sobrino El Chaquetón, bien puede ser -y lo tiene ya más que apuntado- con respecto a su tío y maestro, lo que fue Platón con respecto a Sócrates».
Alfredo Grimaldos: «El aspecto afable y jovial del Chaquetón y su gran humanidad, son sólo la parte visible, en primera instancia, de un hombre emocional, muy afectivo, y frecuentemente depresivo, que vive de un modo intenso la tragedia del flamenco. Heredero de los cantes de Cádiz, marcados por la omnímoda personalidad de Enrique El Mellizo, que le llegan a través de Aurelio Sellé y de su propio padre, se siente orgulloso de poder continuar y conservar esa línea pura que, según cree, no podrá perderse nunca».
Ángel Álvarez Caballero: «Oírle cantar la malagueña grande de El Mellizo, con la mano en el corazón, es algo muy serio. Inimitable en las alegrías, que conoce en todas sus variedades y ejecuta con prodigiosa propiedad. El arte de Chaquetón es compás, ritmo, musicalidad, y en las alegrías tiene mil oportunidades de demostrarlo con brillantez. Esa voz que puede pasar de la caricia al grito casi sin transición, esos cortes bruscos que no hacen daño, porque en el arte de Chaquetón yo diría que hasta los silencios son cante. La misma versatilidad es evidente en sus bulerías, también con repertorio amplísimo de matices».
Manuel Ríos Ruiz: «Es un artista con saberes ingénitos y con indiscutible personalidad. Y además con una voz con registros propicios a la emotividad y a la jondura. Posee la intuición precisa para decir los cantes con donosura, gracia y empaque. Pellizca, redondea los tercios y los lleva a su sitio con maestría. Es lo que se denomina un cantaor largo con la virtud de lucir un compás legítimo y gaditanísimo. En su dominio de los estilos, desde el romance a las bulerías pasando por las malagueña melliceras, El Chaquetón destaca por los más genuinos aires de su tierra».