Blanca Ávila Molina nace en Córdoba en 1946, iniciándose en el baile flamenco de manera autodidacta a temprana edad. Su debut profesional se produce con tan solo 12 años en el tablao cordobés El Zoco, pasando dos años después al madrileño Corral de la Morería, donde desarrolla gran parte de su carrera sellando algunas de sus actuaciones más memorables.
Allí se casa con Manuel del Rey, propietario del tablao y de quien toma el nombre artístico de Blanca del Rey. Entonces, decide aparcar su carrera artística para dedicarse a sus hijos. En ese período cursa estudios de Historia del Arte y profundiza en su investigación del flamenco, gestando una transformación en su danza que eclosionará años después al volver a los escenarios. Su baile adquiere formas únicas y muy personales, pues es la creación de un estilo propio, una de las banderas de las que hace gala la cordobesa.
Aparecen entonces sus coreografías más evolucionadas, sus alegrías, la caña o su personal guajira, ésta en colaboración con el coreógrafo Ciro. Pero donde ha abierto un capítulo aparte, creando escuela en la historia del flamenco, es en su admirable Soleá del Mantón.
En 1983, en plena madurez artística, crea el Ballet Flamenco Blanca del Rey produciendo en varias etapas los espectáculos ‘Pasión flamenca’, ‘Renacer’ y ‘Flamenco a bocajarro’ con los que recorre los teatros más prestigiosos del mundo para consagrarse como una de las bailaoras y coreógrafas más importantes de la historia del flamenco. Su baile se ha visto en los grandes templos de la escena: desde el Teatro Real de Madrid al Cirque Royal de Bruselas, pasando por el Teatro Carlo Felice de Génova.
En su trayectoria colabora con las estrellas más importantes de la danza, como Maya Plisetskaya, Pete Schauffus, Sylvie Guillem y Trinidad Sevillano, en varias galas internacionales; junto a Yehudi Menuhin y Ravi Shankar crea el espectáculo ‘Del sitar a la guitarra’; protagoniza ‘La vida breve’ de Falla con Cristóbal Halffter en la dirección musical y José Carlos Plaza en la dirección de escena; y hasta el mismo Maurice Béjart la elige en 2001 para protagonizar su espectáculo ‘Carte Blanche’.
En 1986 Blanca del Rey es nombrada “Representante de la Danza Española” en la CEE a petición de Jacques Delors, llevando a cabo un programa de conferencias por todos los países de la Unión Europea.
En 1990, protagoniza ‘Los Tarantos’ como estrella invitada del Ballet Nacional de España, compañía con la que vuelve a colaborar 25 años después cediendo e interpretando su Soleá del Mantón en la obra ‘Zaguán y Alento’ bajo la dirección de Antonio Najarro.
En 2011 tuvo lugar su despedida oficial de los escenarios en el Festival Internacional del Cante de las Minas de la Unión y un año después recibe un homenaje de la Comunidad de Madrid en los Teatros del Canal. Para ese momento, ya ha recibido importantes distinciones como el “Premio Calle de Alcalá del Festival Flamenco Caja Madrid”, el “Premio a la Artista con más Éxito (1992-2002) del Teatro de Madrid” o los reconocimientos del Ateneo de Córdoba y la Asociación de Profesores de Danza Española y Flamenco por sus aportaciones a este arte. También es galardonada con el “Premio Nacional de Flamenco”.
En 2016 recibe el “Premio de Honor del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba”. Ese mismo año recibe de manos de SS. MM. Los Reyes de España el máximo galardón de las artes en España, la “Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes”.
Desde su llegada al Corral de la Morería con 14 años hasta la actualidad, Blanca del Rey ha sido el alma del Corral de la Morería. Y actualmente junto a sus hijos Armando y Juan Manuel, dirige esta institución dedicada a buscar la excelencia y la emoción entre el arte flamenco y la gastronomía.