María Pagés - Suma Flamenca

María Pagés ALCALÁ 94 – Suma Flamenca

Teatros del Canal – Sala Roja
Jueves, 3 de noviembre – 20.30h.

María Pagés y El Arbi El Harti, dirección
María Pagés, coreografía, dirección musical y diseño de vestuario
El Arbi El Harti, dramaturgia
Rubén Lebaniegos, David Moñiz y Sergio Menem, música
El Arbi El Harti y popular, letras
Andrés Dwyer, diseño de luces
Enrique Cabañas, diseño de sonido
Kike Hernando, regiduría
María Pagés, intérprete
Ana Ramón, Cristina Pedrosa, Rubén Lebaniegos, David Moñiz, Sergio Menem, Chema Uriarte, músicos
  • ESCENA I
    Las metáforas del silencio
  • ESCENA II
    Girasol del mundo
    Seguiriya. El Arbi El Harti
  • ESCENA III
    Esta es mi tierra
    Fandangos. El Arbi El Harti
  • ESCENA IV
    Amor de Dios
    Monólogo. El Arbi El Harti
  • ESCENA V
    Bailando en el Albéniz. Taranto. El Arbi El Harti
  • ESCENA VI
    Las dichas del Candela
    Instrumental
  • ESCENA VII
    Don Antonio en la memoria Caracoles. Popular

Innegablemente, la biografía de María Pagés sincretiza muy bien la historia sentimental poliédrica de España, y por extensión de Madrid. Catalana e ibicenca de origen, sevillana de nacimiento, llega a Madrid a los quince años de la mano de su madre y abuela. En esta ciudad apuntala su educación emocional y creativa. Lo hace como una niña adolescente que sale de su casa para, sin saberlo, comenzar una larga iniciación que la llevará a comerse el mundo. Pero el mejor mundo es el que se saborea primero en casa. En ésta desarrollamos nuestras primeras enseñanzas, afectos, experiencias… Madrid, que acogió a «Sevilla», así la apodaban sus compañeros, fue el hogar donde se urdió el relato existencial y artístico de aquella adolescente tímida que llegó de la capital andaluza a la Glorieta de Bilbao, nº 4, para convertir el barrio –su barrio madrileño- en valor universal. No hay duda alguna de que nuestra primera experiencia con la universalidad la vivimos en nuestro entorno más íntimo. Fue en Madrid, en el Candela, donde «Sevilla» descubre a los dieciséis años a una mujer que se llamaba Pina Bausch. La investiga, la asombra y atrapa, pero no le desvía de su camino. Ella siempre tenía claro que lo mejor estaba en su tradición. Solo hacía falta algo de valentía y sensibilidad para desperezarla y orientar sus savias a la savia del mundo. Poco después descubrió en el Teatro Fernán Gómez a Carolyn Carlson, otra mujer que hacía maravillas en el escenario. De Bausch y Carlson se queda con la idea orgánica del espectáculo de la danza flamenca, que poco después vivirá en clave flamenca en la Compañía de Antonio Gades.

En ese momento, María vivía de «negros», unos pasteles enormes de chocolate, que le costaban tres pesetas en la pastelería América de la calle Atocha y le permitían estar donde realmente deseaba estar: en los estudios. Subsistía de «negros» y baile, mucho baile y clases a todas horas y de todas disciplinas. Quería bailar e intuía que el baile es movimiento universal orgánico. Desde sus pocos años y una personalidad singular que ofrecía la posibilidad mágica de vivir como a un centímetro del suelo, hizo de Amor de Dios su locus amoenus, una especie de fuente sagrada hecho a medida para un imaginario adolescente, infinito, libre y loco. Un imaginario deseo para una mujer viaje.

El descubrimiento de que la danza flamenca no acababa en las enseñanzas recibidas en su ciudad natal lo fue hilvanando a medida que Madrid le iba descubriendo nuevos mundos y nuevas posibilidades de la mano de María Magdalena, Pedro Azorín, El Güito, Manolete, Paco Fernández, Granero, Ciro, La Tati, en las salas de Amor de Dios… Siempre respetuosa con sus primeros maestros sevillanos, los de Madrid, que a sus ojos eran demiurgos, le fueron transmitiendo la riqueza de los lenguajes de la danza narrada en mayúsculas y también la complejidad humana, que imponía que cada lenguaje en esa casa algo destartalada estaba tocado por la luz y las sombras de la singularidad de cada maestro. En Amor de Dios, María aprendió que la danza era genuinamente una escuela de vida. Deseo, conocimiento, envidia, inteligencia emocional, celos, amistad, competitividad, ilusión, disciplina, soledad, voluntad, supervivencia… Con esa enseñanza hizo su primera gira a la Unión Soviética y Japón con la compañía de María Rosa, bailó en la Sala Olimpia con Rafael Aguilar, integró la compañía de Antonio Gades y sufrió la incomprensión del Ballet Nacional de María de Ávila, que sepultó la ilusión de la bailarina con «es que eres muy alta», que era otra manera de expresar la sentencia de Juana Taft, con su «niña, mírate, eres una ballena».

En Alcalá 94, María Pagés y El Arbi El Harti, narran las inquietudes existenciales de una bailaora joven vista desde la memoria madura de una profesional de la danza flamenca, cuya vida ha estado marcada por el deseo como vocación ética. Su madurez le aporta la distancia y la valentía necesarias para revelarse como una mujer a la que no le sorprende ni le asusta su humanidad insostenible y paradójica.

Alcalá 94, ubicando su acción en Madrid, como entorno, real y simbólico, piensa el deseo, pero también las piedras simbólicas que llevamos atadas a los tobillos y que nos tiran hacia unos infiernos inventados por nosotros mismos. El baile, el cuerpo, la memoria, la música, el deseo, la conciencia, punteados siempre por las fascinantes facultades y la infinita fragilidad de estar vivos, son paradigmas estéticos, pero también valores para una posible elevación de lo mejor que nos aporta nuestra humanidad. Es una obra construida en torno a escenas dramatúrgicas muy poderosas en su concepción coreográfica y musical. Interactúan en ella intrahistoria y palabra, ritmo, cante y melodía, zapateado y percusión, voces delicadas y reflexión filosófica.

 

Programación completa SUMA FLAMENCA 2022

 

Fecha

03 Nov 2022
Finalizdo!

Hora

20:30

Etiquetas

Conciertos de Flamenco,
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