7 de junio de 2018, a las 20:30h.
Teatros del Canal – Sala Roja
MANUEL LOMBO. Lomboxbambino. Flamenco.
Voz: Manuel Lombo. Guitarra 1: Pedro Sierra. Guitarra 2: Víctor Rosa. Piano: Fernando Romero. 1ª Percusión: Oscar Robles. 2ª Percusión: Pablo Núñez. Chelo: Jose Carlos Roca. Violín: Laura Rubiales. Contrabajo: Juan Manuel Martínez. Trompeta: Fran Rivero. Trombón: José Hernández. Coros/Palmas: Laura Marchena, Cristina Tovar, Torombo Suárez. Sala Roja. Duración: 105 min
Crónica de una resurrección.
Miguel Vargas Jiménez era una rumba con color de formica y sabor a anís de Chinchón, un diente de oro, una noche perdida en cualquier bareto con olor a zotal. Fue el barbero de Utrera que cantaba por el pueblo hasta que descubrió sus súper poderes melódicos con un toque por bulerías cortas. Mutó una noche en que Diego El de Gloria llegó de Jerez para cantiñear la canción que le daría nombre artístico, Bambino, un cruce entre Gloria Lasso y Renato Carossone. Él también era un mestizo, un entenado entre el mundo de Rafael de León y el de Kiko Veneno.
Era lo prohibido, un cuadro de Pablo Sycet, una ventana del fino La Ina a mitad de camino entre La Otra y Pedro Almodóvar. Cuando murió con el siglo XX, el veinteañero Manuel Lombo llevaba ya quince años chupando escenarios, en la misma cuerda floja que Bambino, esa que muerde el polvo de Chavela y alcanza la gloria de Enrique Morente.
Ambos, el utrerano y el de Dos Hermanas, tuvieron siempre un pie en el cuarto de los cabales y otro en Times Square, con la misma vocación de banda sonora, de hilo musical con el que ir amansando a las fieras del desamor y bailando el bolero de la supervivencia.
Ambos supieron que el flamenco es tan grande que no sólo sobrevive a los desvaríos sino que encuentra en ellos nueva piel para su vieja ceremonia. Estoy convencido de que a Miguel le hubiera gustado Manuel, con su devoción por José de la Tomasa o por Pasión Vega, y una intuición que le lleva –Fly me to he moon—lo mismo a Rocío Jurado que a Mecano, pero que encuentra unas claras cómplices en esas partituras que nos hablan de paredes que separan su vida y la nuestra. «Resucité» se tituló el último disco de Bambino. Ahora, en la voz de Lombo, ha vuelto a hacerlo.
Juan José Téllez.
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